TRADUCTOR

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

miércoles, 11 de septiembre de 2013

LIBRO DE LOS ROMANOS

Apostol Pablo
Esta epístola fue escrita desde Corinto, donde el apóstol había visto la maravilla de la gracia de Dios obrando en medio de la mayor degradación y maldad, salvando las almas de esta repugnante condición que era bastante común en Grecia, pero aún más notorio en esta ciudad en particular. Por eso es adecuado que esta carta a los Romanos muestre el pecado de toda la humanidad, lo exponga enteramente y descubra que hay justicia con Dios, y que por eso la ira de Dios se revela desde el cielo, no permitiendo excusar o justificar el pecado. Pero la misma justicia se revela en el evangelio en forma de gracia para los impíos - gracia que magnifica la justicia, justificando al culpable por medio del completo castigo llevado por el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.
Dios está ante nosotros como Juez Soberano, ejerciendo sus prerrogativas absolutas de condenación y justificación, sin escatimar ningún mal en ninguno de sus grados, sino sobre el fundamento de la muerte y del derramamiento de sangre de Cristo, justificando al pecador que cree en Jesús y que ha sido previamente juzgado (y encontrado culpable).

Para el mantenimiento del Trono de Dios se requiere una condenación absoluta del pecado y cuando un alma ha conocido la bendición de ser liberada de la esclavitud del pecado, se deleita en contemplar tal justicia y verdad, así como también cada uno de los otros atributos de Dios. Pero en Romanos Dios bondadosamente ordena la presentación de la verdad como ir a buscar al pecador donde él está al principio y sacarlo de la esclavitud y la oscuridad, guiándolo experimentalmente a través del ejercicio del alma, estableciendo sus pies en las sendas de la verdad según su justicia.

Como la justicia es “de Dios”, así el evangelio es “de Dios”; Él está ante nosotros como la fuente de toda verdad y bendición. Su soberanía y sus designios están indeleblemente y brillantemente descritos para aquellos que tienen ojos para ver. Si Él nos hace conocer nuestros pecados en todos sus espantosos caracteres, también nos muestra que Él es mayor que todos estos pecados: de hecho cualquier objeción que pudiera levantarse (E incluso estos, se han de mostrar en su carácter más fuerte y más pleno). Dios es lejos el más probado y triunfa gloriosamente sobre todos ellos, pero este triunfo no es sobre los hombres, más sí en nombre de ellos, esto es, en nombre de cuantos creen en Cristo Jesús “Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? (Romanos 8:31). Dios no ha tomado un lugar de enemistad contra los hombres: Por el evangelio Él mostró de un modo realmente profundo que Él está a favor del hombre. ¡Verdaderamente bendita Gracia!, ¡Bella respuesta a la enemistad de nuestros propios corazones hacia Él!.