Un padre le decía a su hijo, que hay tres crisis que están arruinando la vida de la gente, estas son ocasionadas por tres preocupaciones: 1. La vida, o comida, bebida y ropa. 2. El dinero; y 3. El futuro desconocido. Ahora consideremos:
1. La preocupación por la vida
Una de las preocupaciones mortales en el mundo actual, es la carestía de alimentos. Ya el Banco Mundial y los líderes mundiales, dijeron que, debido a la escasez de los principales granos como el trigo, el maíz y el arroz, hay que hacer previsión hasta el año 2015.
“Los precios de los alimentos han aumentado drásticamente en los últimos meses, debido a un incremento en la demanda, fenómenos climatológicos sobre las cosechas, y por el mayor uso de tierras cultivables en la producción de combustibles. El valor de rubros básicos como trigo, arroz y maíz se ha disparado, impulsando un alza total en los precios de los alimentos de 83%, en los últimos tres años, según el BM”.
Ya lo dijo el Señor Jesucristo: “Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?“ (Mateo 6:25-26)
La idea es, confiar en Dios que provee, pero hay que trabajar para tener lo básico en la vida, sin caer en la angustia. ¿Confía en Dios? Para esto confiese al Señor su pecado de angustia, preocupación y descanse en Él.
2. La preocupación por el dinero
Amiga(o), el dinero es necesario, para cumplir con los pagos básicos de la vida, como mantenimiento de casa, renta, salud, educación… Es vital saber administrar el dinero que ganamos, trabajando con honestidad.
El problema radica cuando nos preocupamos por tener más dinero, y ponemos nuestra confianza solamente en la riqueza, llegando a ser el dios de nuestra vida.
La Biblia dice: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”. (Mateo 6:24)
Es decir, los creyentes tenemos a nuestro Padre como nuestro Dios, y Él proveerá lo que necesitamos, si le obedecemos y le servimos de corazón y además, si trabajamos con diligencia.
Lamentablemente mucha gente emigra a otro país, en busca de dinero, de mejores condiciones de vida. Hace poco se quemaron dos niños ecuatorianos, cuando el padre, dejo a los nenes en la furgoneta; salió del Ecuador como muchos para mejorar su economía, pero a que precio.
Felicito a los que trabajan fuera del país y su casa, pero por favor cuiden a su familia, trabajen duro, pero no se olviden de buscar el rostro de Dios, para obedecerle y enseñar valores morales-espirituales a sus hijos.
No nos angustiemos por tener dinero, tampoco seamos negligentes para trabajar. Dios suple nuestras necesidades, confiemos en el Señor.
3. La preocupación por el futuro
Como orientador familiar contestó casi 3000 consultas anuales, la mayoría de ellas, de tipo doctrinal, o sea falta de educación bíblica; segundo, las crisis familiares; tercero la necesidad de Jesucristo y cuarto, el crecimiento en la vida cristiana.
En la mayoría de preguntas vía e-mail, luego por teléfono, las clásicas consultas: ¿Cuándo mismo vendrá el Señor? ¿Qué de la tribulación y del Milenio? ¿Qué de mi futuro?… Muestra la necesidad de orientar al pueblo Hispano sobre el futuro, basado en la Biblia.
El futuro para el creyente en Cristo, que obedece la Biblia, es inefable y glorioso. Morará para siempre con el Señor, en la Nueva Jerusalén, lugar donde: “Ya no habrá muerte, ni habrá llanto, ni clamor, ni dolor” Apocalipsis 21:4
En cambio para el no creyente, que buscó el horóscopo, el tarot… y no agradó a Dios, al rechazar el plan de salvación, le espera el juicio final.
“Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego” Ap. 20:12-15
Amigo mío, vuélvase a Dios, pida perdón y reciba a Cristo como Señor. Reconozca que pecó contra Dios, y ahora invite a Cristo como Salvador de su vida.
Oremos: Padre perdona todos mis pecados, te abro mi corazón para que gobiernes mi vida para siempre…
Alan López. “La Biblia Dice…”